jueves, 27 de octubre de 2011

Faustino Camblor, misionero en Honduras, fallece a los 86 años

Con 86 años y casi la mitad de ellos dedicados a la labor misionera en Honduras, el lunes fallecía en Salamanca, tras un combate de pocos meses contra el cáncer, el jesuita asturiano Faustino Camblor Peruyero. Nacido en Infiesto (Asturias), el 24 de enero de 1925, aunque criado en Gijón,. Faustino Camblor era un referente para muchos compañeros religiosos y para cuantas personas conocieron la intensa labor parroquial y la vocación de servicio a la comunidad que desplegó siempre. La vocación que sintió desde el Bachillerato y que le llevó en 1942 a ingresar en el noviciado de Salamanca. Salió de la Compañía de Jesús y se incorporó al Seminario de Oviedo, donde realizó estudios eclesiásticos hasta su ordenación sacerdotal, en 1953. Tras varios años de ministerio sacerdotal y estudios religiosos, volvió a pedir su ingreso en la Compañía de Jesús, en 1966. «En cuanto tuvo oportunidad», recuerdan sus amigos, «se ofreció para la misión en Honduras», y allí, en las parroquias de Yoro, Santa Rita, Sonaguera, Sangrelaya y Toyós, pudo desarrollar plenamente sus inquietudes. En Yoro fundó el Hospital Asturias, desde el que prestaba atención a la gente de la zona, y siempre tuvo presentes las necesidades y también las celebraciones de las comunidades en las que se integraba. En Gijón -donde reside su hermana, Chelo Camblor, cuñada de la ex alcaldesa, Paz Fernández Felgueroso- estableció una amplia red de ayuda que respondía a sus peticiones de material quirúrgico y sanitario, de financiación para becar a jóvenes que destacaran o para poner en marcha guarderías infantiles.
En agosto, en Yoro (Honduras), le fue diagnosticado un cáncer de páncreas y pese a su inicial reticencia, finalmente se vio obligado a viajar a España para el tratamiento paliativo.
Recogió todas sus cosas en Toyós, tranquilo, como si fuera a salir a una aldea. Y dejó una de las parroquias mejor organizadas y con autosuficiencia económica, con las aportaciones de la gente
 Su fallecimiento se produjo en Salamanca, en la madrugada del día 24. Descanse en paz

jueves, 20 de octubre de 2011

Ser misionero desde lejos y desde cerca

Carta semanal del Arzobispo de Oviedo 23.10.2011



Queridos hermanos y amigos: paz y bien.

                Hay fechas para recordar, para celebrar, para pedir, pero la vida se vive cada día con todo su espesor de gozo y esperanza, sin que falten a veces los cielos grises y las fuerzas cansadas. Pero una fecha nos permite tomar conciencia de eso cotidiano que sucede cada día. Este domingo celebramos una de esas particularmente queridas en el pueblo cristiano: el día del DOMUND. Es una jornada misionera que nos ayuda a no olvidar lo que tantos misioneros están realizando cotidianamente, en tantos lugares del mundo, y no sólo en esta fecha redonda y festiva. Ellos dejaron familia, trabajo, patria, y se dejaron enviar por Aquel que les llamaba.

                Precisamente, el lema de este año para esta Jornada Mundial del DOMUND, que organizan las Obras Misionales Pontificias, es «Así os envío yo». Jesús resucitado les dice a sus discípulos en el momento de los adioses: “Como el Padre me ha enviado, así os envío yo” (Jn 20,21). Que viene a decir: yo he comenzado la tarea, proseguidla vosotros. Yo vine a esta tierra de Israel y en este tiempo, id vosotros hasta los confines del mundo y durante todos los siglos venideros.

                El Santo Padre Benedicto XVI ha dirigido un mensaje para esta Jornada del DOMUND. No debemos inhibirnos de este empeño misionero sencillamente porque no hayamos recibido la vocación de ir a los finisterrae del mundo, porque a la hora de anunciar el Evangelio, “no podemos quedarnos tranquilos al pensar que, después de dos mil años, aún hay pueblos que no conocen a Cristo y no han escuchado aún su Mensaje de salvación. No sólo; es cada vez mayor la multitud de aquellos que, aun habiendo recibido el anuncio del Evangelio, lo han olvidado y abandonado, y no se reconocen ya en la Iglesia; y muchos ambientes, también en sociedades tradicionalmente cristianas, son hoy refractarios a abrirse a la palabra de la fe”. Hay, por tanto, una llamada a mirar lejos y a mirar cerca, para desear que a todos llegue el anuncio salvador del Señor Resucitado.

                A dar gracias por los hermanos que han ido a las “tierras de misión” clásicamente entendidas, no olvidamos que cada uno en su lugar ha de ser misionero. Una particular atención despierta nuestro primer mundo, al que en su día llegó el anuncio del Evangelio, pero que atraviesa un período en el que “está en marcha un cambio cultural, alimentado también por la globalización, por movimientos de pensamiento y por el relativismo imperante, un cambio que lleva a una mentalidad y a un estilo de vida que prescinden del mensaje evangélico, como… si Dios no existiese, y que exaltan la búsqueda del bienestar, de la ganancia fácil, de la carrera y del éxito como objetivo de la vida, incluso a costa de los valores morales”.

                Pero, como añade el Papa, “la evangelización es un proceso complejo y comprende varios elementos. Entre estos, la animación misionera ha prestado siempre una atención peculiar a la solidaridad. Este es también uno de los objetivos de la Jornada mundial de las misiones, que a través de las Obras misionales pontificias, solicita ayuda para el desarrollo de las tareas de evangelización en los territorios de misión. Se trata de sostener instituciones necesarias para establecer y consolidar a la Iglesia mediante los catequistas, los seminarios, los sacerdotes; y también de dar la propia contribución a la mejora de las condiciones de vida de las personas en países en los que son más graves los fenómenos de pobreza, malnutrición sobre todo infantil, enfermedades, carencia de servicios sanitarios y para la educación. También esto forma parte de la misión de la Iglesia. Al anunciar el Evangelio, la Iglesia se toma en serio la vida humana en sentido pleno. Desinteresarse de los problemas temporales de la humanidad significaría «ignorar la doctrina del Evangelio acerca del amor al prójimo que sufre o padece necesidad» (Evangelii nuntiandi, 31)”.

                En este día, para que lo recordemos durante todo el año, demos gracias a Dios por los misioneros, particularmente por los que de nuestra Diócesis realizan este empeño en varios lugares del mundo. Y sostengamos con nuestra oración y limosna a las personas y obras que con solidaridad cristiana piden nuestra ayuda. Pero dejémonos también cada uno ser enviados a nuestro ambiente y circunstancia, para ser misioneros del Evangelio de Cristo: el que anuncia la Iglesia del Señor. Como el Padre envió a Jesús, Él nos envía a cada cual.

                Recibid mi afecto y mi bendición.

@ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm

Arzobispo de Oviedo

Los asturianos aportaron a Obras Misionales 455.000 euros en 2010

El domingo 23 de octubre la Iglesia universal ha sido convocada a reflexionar sobre la importancia del anuncio del evangelio a todos los pueblos y todas las culturas. El Domund 2011 (DOmingo MUNDial) evoca el mandato misionero de Jesús: 'Así os envío yo...' en este octubre misionero que inaplazablemente llama a las puertas de la solidaridad con las iglesias de misión y al compromiso de todos en el anuncio diario del evangelio. Benedicto XVI nos recuerda en su mensaje para este día que “la evangelización es un proceso complejo y comprende varios elementos. Entre estos, la animación misionera ha prestado siempre una atención peculiar a la solidaridad. Este es también uno de los objetivos de la Jornada mundial de las misiones, que a través de las Obras misionales pontificias, solicita ayuda para el desarrollo de las tareas de evangelización en los territorios de misión”.
Los asturianos aportaron a Obras Misionales 455.989 euros el pasado año, de un total de 20 millones del conjunto de España