lunes, 27 de enero de 2020

JUAN ALONSO MARTIR


Sus padres, alejo Alonso Suárez (1903-1956) y Edelmira Fernández Fernández (1907-1984),eran naturales respectivamente de Felechosa y de Cuérigo. Como otros muchos asturianos, habían emigrado a Cuba siendo todavía muy jóvenes. Se conocieron en la Habana y contrajeron matrimonio en 1930, regresando a Asturias al año siguiente. Durante algún tiempo, su hogar fue el de sus abuelos maternos (Xuan de Pepa y Hermenegildo), en Cuérigo, donde nacieron los tres hijos del matrimonio (José María, Juan y Arcadio). Posteriormente, y tras una breve estancia en Felechosa, pasaron a vivir en la Barraca, en el límite con Collanzo. Durante estos años, su padre trabaja inicialmente como vigilante de minas y mas tarde como albañil y carpintero, mientras que su madre realiza actividades variadas que van desde cocinera a comadrona, desde labores del campo a tareas de servicio doméstico.

Juan asiste a la escuela de Cuérigo hasta 1947, año en que inicia sus estudios de bachillerato en el colegio “Pequeña Obra”, dirigido por la congregación religiosa en la que decidiría integrarse después definitivamente (Misioneros del Sagrado Corazón). Tras el año de Noviciado en Barcelona, realiza los estudios de Filosofía y Teología, en el periodo 1953-1960, en la Casa Escolasticado de Logroño, a la que se trasladaron también sus padres y su hermano pepín con el fin de ocuparse de las labores de cocina, de mantenimiento del edificio y de la atención a la huerta. El día 11 de junio de 1960 es ordenado sacerdote y pocos días después celebra su primera Misa en su Cuérigo natal.


A partir de ese momento, comienza la etapa de dedicación plena a la tarea misionera. Trabaja tres años en Guatemala, desplazándose posteriormente a Indonesia con el fin de sustituir a miembros de su Congregación que habían sido expulsados del país. En 1965 regresa a Guatemala y orienta su labor a la promoción material y religiosa de la zona central del Quiché, habitada mayoritariamente por indios mayas. Es detenido, torturado y finalmente asesinado por un grupo de militares o paramilitares el día 15 de febrero de 1981. Actualmente sus restos mortales descansan en el interior de la selva, muy cerca de un Iglesia (“Nuestra Señora de Covadonga”), un dispensario y un centro de ayuda social que él mismo edificó, cuidó y mantuvo activos al servicio de la comunidad maya. La percepción que esas gentes tenían de su persona, considerándole uno más de los suyos, se resume en la expresión “tierra de nuestra tierra”, que repetían en el momento de los funerales y que se encuentra en diversas cartas de condolencia que hicieron llegar a su madre.

A lo largo de sus años de vida misionera, regresó a Asturias en tres ocasiones, la última en 1977. Sus paisanos de Cuérigo mantienen vivo su recuerdo y continúan viendo en “ el nietu de Xuán de ná “ a uno de los hijos del pueblo más representativos de los valores que definen su identidad. El hecho de que sea declarado martir invita sin duda, a ir más allá del ámbito local y a situar el ejemplo de su vida en un horizonte más universal, tanto fuera como dentro de la Iglesia.
Autor:Arcadio Alonso