Medios de comunicación Arzobispado//Publicado el
28/07/2025
Con motivo del 28 de julio, día en que recordamos de manera especial a San
Melchor de Quirós, se celebra también un encuentro de misioneros asturianos en
la diócesis. En esta ocasión tendrá lugar en Covadonga, el martes, día 29,
aprovechando este Jubileo 2025 Peregrinos de la esperanza. Con ese motivo
hablamos con el padre Miguel Ternero. Él es asturiano, natural de Avilés, y
misionero de la congregación Hijos del Amor Misericordioso. Ha vivido más de
veinte años en la India y actualmente se encuentra en un país que no puede
desvelar, por motivos de seguridad. Así nos describe su experiencia como
misionero en la India:
¿Cómo llegó a la India y cómo fueron sus comienzos en el país?
Estuve veintitrés años allí. En el año 1993 hice una visita junto con las
hermanas del Amor Misericordioso, la rama femenina de nuestra familia religiosa.
Me pidieron que acompañara a la Madre General y a algunas hermanas que querían
ver una diócesis a la que les estaban invitando. Pasé un mes allí y bueno, fue
una experiencia bonita, pero se acabó. Yo después volví a Bilbao, donde estaba
en aquel momento, y me quedé siete años más trabajando. No volví a pensar en la
India, mientras que las hermanas sí que fundaron una casa allí, en el año 1995.
Sin embargo, a finales de 1999, mi Superior me dijo que hacía falta que fuera a
la India, pero tenía que ir solo. Eso sí, cerca de donde estaban las hermanas.
Y dije que sí. En febrero del año 2000 salí para allí y bueno, hubo
dificultades como el idioma, por ejemplo, pero las hermanas estaban cerca y
fueron una gran ayuda y después pronto empecé vivir con un sacerdote diocesano
en una parroquia, creando fraternidad y poco a poco comenzamos a reunir grupos
de jóvenes que pudieran estar interesados en un tema de vocación religiosa,
pero no solamente, sino enseñándoles a entender la realidad del carisma del
amor misericordioso, la ternura de Dios para todos, empezando por nosotros que
somos pecadores, porque a veces se dice Dios es bueno para los justos, no, Dios
es el padre de todos los buenos y los malos.
La congregación del Amor Misericordioso
tiene una comunidad aquí, en Asturias, en Colloto, pero ¿cuál es su historia y
su carisma?
Tenemos la gran suerte de haber sido fundados por una religiosa. Somos hijos de
una madre, hombre, el padre Dios también, pero de una madre, la madre Esperanza
de Jesús. En el año 1930, en Navidad, comenzó la fundación de las Esclavas del
Amor Misericordioso, con muchos problemas y dificultades. Nuestra fundadora
trabajó muchísimo con huérfanos y con niñas pobres. Ella misma había
pertenecido a una familia muy pobre y desde siempre tuvo esa vocación con los
más desfavorecidos, es más, decía que los pobres son los más queridos de Jesús.
Y fundó en Madrid y después de varias vicisitudes, fundó en otros sitios de
España como Alfaro (La Rioja), en Bilbao, en Sebastián y también se fue a Roma.
En Roma fundó otra comunidad, hizo sus trabajos allí y estuvo también
investigada por el Santo como tantos otros fundadores. En el año 1951 comenzó
la experiencia de los Hijos del Amor Misericordioso. Ella en su diario cuenta
que en 1928 ya el señor le había dicho que tendría que fundar una congregación
de religiosas y de religiosos. Los primeros fueron italianos, y tenían como
vocación primera el anuncio de la ternura de Dios.
A mí me gusta decirle a veces a la gente: «Dios no nos ama porque somos buenos.
Dios nos ama porque somos sus hijos». Ese es un punto fuerte de lo que tiene
que ser nuestro anuncio del Evangelio, porque no estamos inventando nada. Esto,
en los años 30 cuando nuestra fundadora empezó, le costó muchos palos. Sonaba
muy chirriante centrarse en la misericordia y no tanto en la justicia.
¿Cómo es ser misionero y sacerdote en un país donde hay discriminación
reconocida hacia los cristianos y ese sistema de castas que que complica bastante
también la situación?
La India es muy grande y está dividida en muchos estados. En mi caso, estaba en
Kerala que, digamos, es el estado más cristiano de la India. Cristiano en el
número de fieles. El estado de Kerala tiene unos 38 millones de habitantes y
casi el 20 % somos cristianos que, comparada con algunos sitios donde el 0,5 o
el 1 % son cristianos pues es mucho. Hay una tradición de servicio. La Iglesia
católica, que no llegamos a ser en el total de la India, el 2 % de la
población, sin embargo es responsable del el 20 % de todas las actividades
caritativas que se hacen en el país: hospitales, educación, ayudas de todo
tipo. Los católicos son una minoría que hace, en cambio, un gran servicio al
país.
Respecto a las castas, eso forma parte de la cultura y es muy difícil salvarlo.
Incluso en Kerala, donde no hay tanta división por castas, de vez en cuando
notas que está ahí. Incluso, que me perdonen algunos sacerdotes, diría que hay
discriminación según los ritos. Yo me he encontrado, por ejemplo, gente del
rito Siro Malabar que te mira un poco así por encima, porque ellos piensan que
son más. Pero depende de las personas, por ejemplo yo tuve un gran amigo de
rito Siro Malabar, que ya falleció y que no entendía que sucediera esto. El que
esté libre de culpa que tire la primera piedra. Esa dificultad de los ritos
hace que al gente busque de emparentarse con gente de su casta o nivel social.
Una cosa que a mí me sorprendía mucho de las que vi allí eran los anuncios de
matrimonio, donde se ofrecían hombres jóvenes para casarse, y se daban los
datos de la familia, el dinero, el trabajo, y se hacían entrevistas para elegir
una mujer. Si se ponían de acuerdo, se organizaban.
¿Incluso entre católicos?
Depende de las zonas. Hay historias que he oído y he visto, que suceden entre
cristianos y que no te explicas que sea posible. La cultura pesa mucho.
¿Cómo viven ellos su fe católica?
Ellos, durante la eucaristía, siguen el misal romano, en su traducción y en su
lengua. En ese sentido son muy fieles a lo que Roma dice. En el país donde
estoy ahora, también en otros países como México, en Londres, el misal siempre
romano. Pero luego hay otro tipo de cosas como las introducciones con chicas
bailando, antes de los sacerdotes y otro tipo de tradiciones y ritos propios de
su cultura y el ambiente. Hay gente que dice que debería de haber más y otros,
que no debería de haber nada de eso. Siempre los dichosos extremos. Yo creo que
la virtud está en el medio, que no está ni en ser demasiado esto ni lo otro.
Por otro lado, la participación en general de los fieles es grande. Yo he
notado estos últimos años quizá un poquito de descenso. Por ejemplo, yo
recuerdo en la parroquia donde estaba, los domingos hasta la 1 era horrible por
ahí porque había misas, catequesis, y notaba que a las catequesis los niños y
los jovenes iban un poco forzados, se notaba, pero con el sentido de la
obediencia que tenían pues iban. los jóvenes y los niños iba un poco
forzados se notaba es decir pero el sentido de obediencia los padres dicen que
hay que hacer esto y se hace. Pero bueno en general el nivel de participación
que visto allí y ahora en este otro sitio, mucho mayor aún.
Vamos terminando, pero sí que me gustaría saber cómo está la cuestión de
las vocaciones allí, tanto a la vida religiosa como la sacerdotal.
Hay un hecho que lo hemos visto en la India y lo vemos desde luego aquí en
España. Anteriormente las familias tenían cuatro, cinco, seis hijos o alguno
más y entonces había sitio para el médico, para el ingeniero, para el maestro,
para el cura y para la monja. Hoy las familias, también en la India muchas
veces, tienen uno o dos hijos. Entonces hay sitio para el médico y para el
ingeniero y ya no queda más sitio para otro. También es verdad que la cultura
occidental y el deseo de la riqueza hace que las familias busquen eso. Entonces
cuando se presenta un discurso en el que se dice «dejarlo todo para seguir a
Jesús» , pues cuesta mucho. También es verdad que hay familias muy
creyentes que están felices con sus hijos consagrados. En la India he visto
alguna. Pero donde estoy ahora, muchas más.