jueves, 31 de julio de 2025

Testimonio del misionero avilesino Miguel Ternero, tras 23 años en la India

 


Medios de comunicación Arzobispado//Publicado el 28/07/2025

Con motivo del 28 de julio, día en que recordamos de manera especial a San Melchor de Quirós, se celebra también un encuentro de misioneros asturianos en la diócesis. En esta ocasión tendrá lugar en Covadonga, el martes, día 29, aprovechando este Jubileo 2025 Peregrinos de la esperanza. Con ese motivo hablamos con el padre Miguel Ternero. Él es asturiano, natural de Avilés, y misionero de la congregación Hijos del Amor Misericordioso. Ha vivido más de veinte años en la India y actualmente se encuentra en un país que no puede desvelar, por motivos de seguridad. Así nos describe su experiencia como misionero en la India:

¿Cómo llegó a la India y cómo fueron sus comienzos en el país?
Estuve veintitrés años allí. En el año 1993 hice una visita junto con las hermanas del Amor Misericordioso, la rama femenina de nuestra familia religiosa. Me pidieron que acompañara a la Madre General y a algunas hermanas que querían ver una diócesis a la que les estaban invitando. Pasé un mes allí y bueno, fue una experiencia bonita, pero se acabó. Yo después volví a Bilbao, donde estaba en aquel momento, y me quedé siete años más trabajando. No volví a pensar en la India, mientras que las hermanas sí que fundaron una casa allí, en el año 1995. Sin embargo, a finales de 1999, mi Superior me dijo que hacía falta que fuera a la India, pero tenía que ir solo. Eso sí, cerca de donde estaban las hermanas. Y dije que sí. En febrero del año 2000 salí para allí y bueno, hubo dificultades como el idioma, por ejemplo, pero las hermanas estaban cerca y fueron una gran ayuda y después pronto empecé vivir con un sacerdote diocesano en una parroquia, creando fraternidad y poco a poco comenzamos a reunir grupos de jóvenes que pudieran estar interesados en un tema de vocación religiosa, pero no solamente, sino enseñándoles a entender la realidad del carisma del amor misericordioso, la ternura de Dios para todos, empezando por nosotros que somos pecadores, porque a veces se dice Dios es bueno para los justos, no, Dios es el padre de todos los buenos y los malos.

La congregación del Amor Misericordioso tiene una comunidad aquí, en Asturias, en Colloto, pero ¿cuál es su historia y su carisma?
Tenemos la gran suerte de haber sido fundados por una religiosa. Somos hijos de una madre, hombre, el padre Dios también, pero de una madre, la madre Esperanza de Jesús. En el año 1930, en Navidad, comenzó la fundación de las Esclavas del Amor Misericordioso, con muchos problemas y dificultades. Nuestra fundadora trabajó muchísimo con huérfanos y con niñas pobres. Ella misma había pertenecido a una familia muy pobre y desde siempre tuvo esa vocación con los más desfavorecidos, es más, decía que los pobres son los más queridos de Jesús. Y fundó en Madrid y después de varias vicisitudes, fundó en otros sitios de España como Alfaro (La Rioja), en Bilbao, en Sebastián y también se fue a Roma. En Roma fundó otra comunidad, hizo sus trabajos allí y estuvo también investigada por el Santo como tantos otros fundadores. En el año 1951 comenzó la experiencia de los Hijos del Amor Misericordioso. Ella en su diario cuenta que en 1928 ya el señor le había dicho que tendría que fundar una congregación de religiosas y de religiosos. Los primeros fueron italianos, y tenían como vocación primera el anuncio de la ternura de Dios.
A mí me gusta decirle a veces a la gente: «Dios no nos ama porque somos buenos. Dios nos ama porque somos sus hijos». Ese es un punto fuerte de lo que tiene que ser nuestro anuncio del Evangelio, porque no estamos inventando nada. Esto, en los años 30 cuando nuestra fundadora empezó, le costó muchos palos. Sonaba muy chirriante centrarse en la misericordia y no tanto en la justicia.

¿Cómo es ser misionero y sacerdote en un país donde hay discriminación reconocida hacia los cristianos y ese sistema de castas que que complica bastante también la situación?
La India es muy grande y está dividida en muchos estados. En mi caso, estaba en Kerala que, digamos, es el estado más cristiano de la India. Cristiano en el número de fieles. El estado de Kerala tiene unos 38 millones de habitantes y casi el 20 % somos cristianos que, comparada con algunos sitios donde el 0,5 o el 1 % son cristianos pues es mucho. Hay una tradición de servicio. La Iglesia católica, que no llegamos a ser en el total de la India, el 2 % de la población, sin embargo es responsable del el 20 % de todas las actividades caritativas que se hacen en el país: hospitales, educación, ayudas de todo tipo. Los católicos son una minoría que hace, en cambio, un gran servicio al país.
Respecto a las castas, eso forma parte de la cultura y es muy difícil salvarlo. Incluso en Kerala, donde no hay tanta división por castas, de vez en cuando notas que está ahí. Incluso, que me perdonen algunos sacerdotes, diría que hay discriminación según los ritos. Yo me he encontrado, por ejemplo, gente del rito Siro Malabar que te mira un poco así por encima, porque ellos piensan que son más. Pero depende de las personas, por ejemplo yo tuve un gran amigo de rito Siro Malabar, que ya falleció y que no entendía que sucediera esto. El que esté libre de culpa que tire la primera piedra. Esa dificultad de los ritos hace que al gente busque de emparentarse con gente de su casta o nivel social. Una cosa que a mí me sorprendía mucho de las que vi allí eran los anuncios de matrimonio, donde se ofrecían hombres jóvenes para casarse, y se daban los datos de la familia, el dinero, el trabajo, y se hacían entrevistas para elegir una mujer. Si se ponían de acuerdo, se organizaban.

¿Incluso entre católicos?
Depende de las zonas. Hay historias que he oído y he visto, que suceden entre cristianos y que no te explicas que sea posible. La cultura pesa mucho.

¿Cómo viven ellos su fe católica?
Ellos, durante la eucaristía, siguen el misal romano, en su traducción y en su lengua. En ese sentido son muy fieles a lo que Roma dice. En el país donde estoy ahora, también en otros países como México, en Londres, el misal siempre romano. Pero luego hay otro tipo de cosas como las introducciones con chicas bailando, antes de los sacerdotes y otro tipo de tradiciones y ritos propios de su cultura y el ambiente. Hay gente que dice que debería de haber más y otros, que no debería de haber nada de eso. Siempre los dichosos extremos. Yo creo que la virtud está en el medio, que no está ni en ser demasiado esto ni lo otro. Por otro lado, la participación en general de los fieles es grande. Yo he notado estos últimos años quizá un poquito de descenso. Por ejemplo, yo recuerdo en la parroquia donde estaba, los domingos hasta la 1 era horrible por ahí porque había misas, catequesis, y notaba que a las catequesis los niños y los jovenes iban un poco forzados, se notaba, pero con el sentido de la obediencia que tenían pues iban.  los jóvenes y los niños iba un poco forzados se notaba es decir pero el sentido de obediencia los padres dicen que hay que hacer esto y se hace. Pero bueno en general el nivel de participación que visto allí y ahora en este otro sitio, mucho mayor aún.

Vamos terminando, pero sí que me gustaría saber cómo está la cuestión de las vocaciones allí, tanto a la vida religiosa como la sacerdotal. 
Hay un hecho que lo hemos visto en la India y lo vemos desde luego aquí en España. Anteriormente las familias tenían cuatro, cinco, seis hijos o alguno más y entonces había sitio para el médico, para el ingeniero, para el maestro, para el cura y para la monja. Hoy las familias, también en la India muchas veces, tienen uno o dos hijos. Entonces hay sitio para el médico y para el ingeniero y ya no queda más sitio para otro. También es verdad que la cultura occidental y el deseo de la riqueza hace que las familias busquen eso. Entonces cuando se presenta un discurso en el que se dice «dejarlo todo para seguir a Jesús» , pues cuesta mucho.  También es verdad que hay familias muy creyentes que están felices con sus hijos consagrados. En la India he visto alguna. Pero donde estoy ahora, muchas más.