Una vez más me asomo por aquí
para comentaros sobre nuestra actividad en el puesto de misión de Tacsha
Curaray, a orillas del río Napo, en plena Amazonía peruana.
Estas últimas semanas han sido
muy intensas a nivel pastoral. Del 10 al 14 de abril tuvimos nuestro primer
encuentro de agentes de pastoral. Era el primero que se hacía tras 13 años de ausencia
de misioneros en el puesto. Este encuentro pretende reunir a los agentes de
pastoral de todas las comunidades que abarca el puesto para estrechar lazos,
profundizar en la formación de los agentes, conocer sus inquietudes, etc.
De las 27 comunidades que
conforman el puesto, acudieron 9. Esto nos da una idea del enorme trabajo que
nos queda por delante. Han sido muchos años de abandono por falta de misioneros
y hacer que todo vuelva a funcionar va a llevar tiempo y mucha paciencia.
A pesar de todo, el encuentro
resultó muy positivo. Contamos con la presencia del CAAAP, una institución
creada por los vicariatos de la selva del Perú para trabajar por los derechos
humanos y la defensa del territorio en esta zona tan olvidada por todos.
También nos acompañó nuestro vicario general, César Caro, que nos dio una
visión global del vicariato.
El encuentro finalizó con la
socialización de las fechas para nuestra primera visita del año a las
comunidades. A mediados de mayo estaremos surcando el río Napo para llegar a
estos pueblos tan necesitados de la Palabra de Dios. Fortaleciendo a los
agentes de pastoral y creando lazos de amistad y confianza, esperamos que poco
a poco la vida de fe en estas comunidades vaya resurgiendo.
Una vez terminado el encuentro y
casi sin tiempo para descansar, comenzamos la Semana Santa, acompañados con el
padre César que se quedó para hacer ese servicio al puesto de misión. Fueron
días muy entrañables de compartir con la comunidad los principales días para
nuestra fe. Celebraciones sencillas pero muy sentidas. En estos lugares se
viven muy de cerca las cruces del mundo, pero también las ganas de superar una
realidad tan difícil e injusta.
Como podéis comprobar nuestra
labor misionera es fundamentalmente hacer presencia de Iglesia en medio de esta
tierra tan remota. Una presencia sencilla, sin grandes pretensiones. Estando
aquí pienso mucho en el hermano Carlos de Foucauld y su apostolado de la
amistad. Así me gustaría que nos recordara esta gente, como personas que
vinieron y se hicieron amigos de los pobladores de las comunidades.
Queridos amigos, me despido ya de
vosotros sin antes desearon una feliz Pascua de Resurrección.
Un abrazo fraterno
Alfonso