sábado, 1 de noviembre de 2014

EXPERIENCIA MISIONERA DE NUESTROS DIÁCONOS

César Gustavo Acuña, uno de los diáconos de nuestra Diócesis, escribe este testimonio y esta oración en estos primeros días de su experiencia misionera en Benin. 
Hacemos nuestra su oración y su bendición. 


Donde los gritos de auxilio nos son escuchados y las necesidades se transforman en un detalle más de la vida, permanece cada vez más brillante la Gracia de Dios que nos ilumina. 

En todo momento Cristo nos regala una bendición escondida en los más pobres, en esta gente que sonríe sinceramente a los problemas de la vida y a las difíciles circunstancias. 

Poder ser partícipe de este pedacito de cielo me ayuda a comprender que muy poco necesitamos para ser felices, sólo Dios puede llenar verdaderamente los corazones, sólo él puede hacernos felices y buenos. 


Padre Santo, regálame un corazón desprendido que sepa aceptar tu voluntad en todo momento, dame la gracia de poder acoger a los más necesitados y de serte siempre fiel. 
Gracias porque estás siempre sorprendiéndonos en los pequeños detalles. 
María, qué sería de nuestras vidas sin tu cuidado de madre. Acoge nuestras suplicas y ofrécelas al Padre como ofrendas de amor. 
Bendito sea Dios por el don de la vida, por el don de la fe y por tu infinita misericordia.