jueves, 5 de mayo de 2022

PROYECTO CENTRO COMUNITARIO EN LA PACAYA – SANTA ANA (LA PAZ)-HONDURAS (ALFONSO POMBO)

 

Queridos amigos de la Delegación de Misiones de Oviedo, un saludo muy entrañable desde tierras hondureñas.

En otras ocasiones me he comunicado con vosotros para explicaros las actividades que realizamos aquí en la misión de las Casas Populorum Progressio que la asociación ACOES tiene en varios puntos del país. También para contaros cómo está la realidad de Honduras, especialmente en el ámbito educativo. Hoy me gustaría explicaros un proyecto concreto que, una comunidad rural de la zona de los Pueblos de la Sierra del departamento de La Paz, está realizando.

Como os decía en alguna ocasión, una de las actividades que realizamos es apoyar distintos proyectos en la zona rural y que se llevan desde la residencia Populorum. Son varios: becas escolares, centros infantiles, Maestro en Casa, ancianos, sinergias… Éste último es especialmente bonito y necesario. Se trata de dar apoyo a niños con algún tipo de discapacidad o falta de estimulación (en muchos casos debido a la desnutrición). Si la vida en una aldea remota de Honduras ya es difícil, os podéis imaginar cómo puede ser cuando además hay una discapacidad de por medio.


Una de las comunidades donde trabaja este proyecto es San Isidro, perteneciente al municipio de Santa Ana. Allí, en la casa de una familia del caserío, se reúnen un grupo de madres con sus hijos. Todos ellos tienen algún tipo de discapacidad (física y/o intelectual), o son bebés con problemas de desnutrición. Se juntan todos los días para que los niños tomen una merienda, almuercen y realicen actividades de estimulación por parte de una mujer de la comunidad que ha sido capacitada para ello. Todos los martes y jueves, subimos desde la Populorum con uno de los muchachos y una fisioterapeuta, para dar seguimiento al trabajo del grupo.

Un día que estaba en San Isidro con Benito, mi compañero en la misión, un grupo de representantes de la comunidad nos invitó a conocer las obras de un local comunitario que están construyendo. La idea es que sea un espacio polivalente y se puedan realizar allí diversas actividades que beneficien al conjunto de la comunidad (talleres, asambleas, reuniones, etc.) Una de estas actividades sería el trabajo con los niños de sinergias.


Cuando conocimos las obras, tenían ya las paredes de adobe ya prácticamente levantadas y se disponían a colocar la estructura del techo, pero necesitaban las láminas de aluzinc y nos preguntaron si podíamos colaborar. Nos pareció que merecía la pena apostar por esa iniciativa, ya que es algo que surge de la propia comunidad y es para un beneficio común. Les dijimos que intentaríamos buscar a alguien que les apoyara y contacté con la Delegación de Misiones. Cuando le expliqué el proyecto a Pedro Tardón, le pareció interesante y enseguida me ofreció la colaboración de la delegación.

Cuando volvimos a la comunidad para comunicarles que teníamos el dinero para las láminas, nos comentaron que la municipalidad les iba a apoyar con eso, pero que para continuar la obra, necesitaban cemento para repellar las paredes de adobe y poner el suelo. Haciendo cálculos, ajustaba casi perfectamente el dinero del que disponíamos con el cemento que necesitaban (300 sacos). A día de hoy ya está el cemento en San Isidro listo para que empiecen a trabajar.

Aprovechando que quedaba un poco de dinero, pudimos comprar también alguna lámina de aluzinc para la casa de Franklin, un niño de una familia muy humilde y con una discapacidad profunda. Parte del tejado estaba muy deteriorado y necesitaba reparación urgente.

Desde aquí quiero dar las gracias a la Delegación de Misiones de Oviedo y, especialmente, a Pedro Tardón por su disponibilidad a apoyar el proyecto y la rapidez con la que ha respondido. Todavía les quedan cosas por hacer (unos baños, la cocina…) pero por lo menos ya tienen todo lo necesario para terminar la estructura fundamental del edificio.

Me despido de vosotros con un abrazo muy fuerte y desando que la Luz del Resucitado ilumine vuestras vidas. Cada gesto de solidaridad como el que os acabo de contar, lo hace posible.

Alfonso Pombo Fernández