«Damos gracias a Dios por nuestra tradición misionera», afirmó Mons. Sanz en el Día del Misionero Asturiano
Este jueves, 28 de julio y festividad de san Melchor de Quirós, el Arzobispo de Oviedo, Mons. Jesús Sanz Montes, ha presidido en la Catedral de Oviedo la eucaristía con motivo de la celebración del Día del Misionero Diocesano. Es el momento del año en el que voluntarios de la Delegación episcopal de Misiones, junto con misioneros jubilados que residen en la diócesis y aquellos misioneros asturianos que se encuentran en su tierra de vacaciones, se unen para compartir una jornada fraterna y recordar a tantos asturianos que se encuentran hoy repartidos en los países de misión.
En su homilía, el Arzobispo de Oviedo recordó que «mirando todos a san Melchor de Quirós, es un día de acción de gracias pensando que nuestra diócesis tiene un precioso palmarés misionero». Quiso además recordar a tres personas especialmente en este año, comenzando por «Don Gabino, nuestro Arzobispo emérito, fallecido recientemente e impulsor de las misiones diocesanas; también a D. Fernando Fueyo, conocidísimo, que siempre tuvo un alma misionera y que estuvo, además, durante años en Burundi y finalmente a D. Justo Ordóñez, que ha fallecido hace una semana, sacerdote diocesano que ejerció su misión especialmente en el Brasil».
A la eucaristía acudieron numerosos misioneros, la mayoría ya jubilados, y Mons. Jesús Sanz agradeció su labor al tiempo que recordó muy especialmente a todos aquellos que salieron de su tierra y aún no han regresado. «En Asturias hay muchos hermanos que han viajado allende los mares buscando lugares más propicios donde ganarse la vida; a algunos les fue muy bien y volvieron como indianos. Pero también ha habido gente que salió buscando una riqueza aún mayor, que es la de anunciar el Evangelio; damos gracias a Dios –subrayó Mons. Sanz Montes, por nuestra tradición misionera y pedimos que no sea interrumpida».
«Pero además –señaló–, la misión no se reduce a salir a donde Dios nos envía, dejando la tierra, la Patria, nuestro hogar, nuestra lengua, los amigos, tantas cosas. También desde el bautismo somos misioneros y tenemos que descubrir cuál es nuestra misión particular, siendo instrumentos de paz en este mundo nuestro tan violento».
Finalizó recordando muy especialmente la misión de Benín, a donde acudirá dentro de unos meses para consagrar y bendecir la nueva parroquia de Gamia, en la diócesis de N’Dali, pues así se lo ha pedido el obispo diocesano. «Una parroquia, levantada gracias a la generosidad de los asturianos», subrayó.
El encuentro comenzó con una visita turística de la Catedral para los misioneros acompañantes, continuó con la eucaristía y finalizó con el rezo de una oración en la capilla de Nuestra Señora de Covadonga, junto a los restos de san Melchor de Quirós.
