Qué fácil es hablar de felicidad cuando no tenemos
humanamente hablando razón alguna para no sentirnos bien, cuando podemos pasar
unas fiestas navideñas en familia, sin dificultades económicas ni
acontecimientos que nos impidan de que así sea. A mi familia, amigos, amigas, y
todos los que de una manera u otra compartís nuestra labor y misión aquí en
Madagascar, de todo corazón os deseo un año más, celebrar estas fiestas
Navideñas en Paz y ser lo más felices que podáis.
Nosotras, como cada año, intentaremos acercarnos un poco más
que de costumbre a la gente que nos rodea y con ellos celebrar este tiempo tan
especial para todos, ya nos esperan y nos preguntan cuándo haremos nuestra
fiesta. Reuniremos a unas trescientas personas con pocos recursos y pasaremos
una velada alegre, con música, donde los más atrevidos muestran sus talentos
como cantantes o poetas o como humoristas, todo es bueno para olvidar por un
momento la difícil realidad de la vida.Al final llega un muy pequeño presente:
un poco de arroz, unas judías, azúcar, una vela, cerillas, jabón y unas
golosinas que no es cosa habitual en los tiempos que corren.
También haremos una visita a la cárcel y les llevaremos
compañía, un poco de arroz y lo que buenamente se pueda, porque allí en