En la Misión Diocesana de Gamia, este mes de diciembre, 70 jóvenes llegados de las distintas comunidades, recibieron el sacramento de la confirmación
En la Misión Diocesana de Gamia, este mes de diciembre, 70 jóvenes llegados de las distintas comunidades, recibieron el sacramento de la confirmación
“Son las fechas navideñas las que más nos acercan el abrazo de Dios, haciéndose un pequeño niño para aprender desde el primer instante la aventura de nuestra humanidad. Siempre conmueve este gesto divino de encarnarse como hombre. Y es lo que en vuestra vocación misionera también vosotros hacéis: dejar casa, padres y amigos, lengua y cultura, para ir a donde la Providencia os envía y anunciar allí el santo Evangelio de la más hermosa Buena Noticia. Por eso aprovecho estas fiestas para felicitaros por vuestra navidad misionera. Dejadme que os cuente un recuerdo justamente de estos días hace unos años.
En mis años romanos, tiempo de dedicación intensa al estudio durante mi doctorado, llegando los días previos de la Navidad hacíamos una tregua en esa intensidad. Dedicábamos un tiempo cada día para ir preparando el “nacimiento o belén”, que en tantas iglesias romanas se instalaban como ambientación navideña. En Italia también prendió grandemente el gesto de San Francisco de escenificar en nacimiento de Jesús, reconstruyendo esa escena a través los llamados ‘belenes vivientes’, que luego fueron poco a poco transformándose en ‘belenes artísticos’ con una reproducción en miniatura de aquella noche de salvación junto a la Santa cueva de Belén. Fueron especialmente famosos por su calidad y originalidad los belenes napolitanos, que tenían su cierto sabor español por ser durante siglos un reino vinculado a la corona de Castilla.
Nuestra comunidad romana estaba localizada en el barrio más popular y antiguo de la Ciudad Eterna: el Trastévere. Allí teníamos (seguimos teniendo) los franciscanos una comunidad. Llegó un momento en el que uno de los frailes estaba dotado de verdaderos talentos arquitectónicos. Era bueno en la filosofía, en la teología, en la música, y en la bondad religiosa con la que vivía su entrega fraterna lleno del amor de Dios. Pero, también el cielo le bendijo con el arte que primorosamente sus manos sabían amasar arquitectónicamente. Entonces ideó hacer un belén diferente. Reconstruyó en escayola nuestra calle: los edificios reproducidos a escala de modo perfecto, las tiendas que en la acera par y la impar llenaban la vía de escaparates (tiendas de comestibles, de ropa, librerías, peluquerías, restaurantes y pizzerías…), la plazuela frente a nuestra iglesia y, por supuesto, la fachada de ese templo tan característico del barroco romano.
Pues bien, en medio de esa postal costumbrista, donde no faltaban las cuerdas con la ropa tendida para seca de lado a lado de la calle, quiso nuestro buen fraile colocar el corazón de todo nacimiento: la escena de María y José, con el pequeño Jesús recién nacido, más la mula y el buey, y algunos curiosos adoradores que como pastores modernos se postraban ante el misterio del nacimiento de Dios hecho hombre.
Parecía algo anacrónico, realmente extrapolado, porque esa escena en miniatura que representaba el paisaje de nuestra vida cotidiana, aparentemente no se avenía con lo que había sucedido en la ciudad de Belén de Judá dos mil años antes. O… quizás sí, más de lo que pudiera parecer. Y así se explicaba a los fieles cristianos, muchos de ellos turistas curiosos en ese diciembre frío de Roma, que en realidad se estaba dando precisamente ese mensaje: lo que entonces sucedió en Israel veinte siglos atrás, sigue sucediendo en cualquier rincón de nuestro mundo actual dos mil años después.
Dios ha querido tener domiciliado su gesto de hacerse hombre en las calles que a diario yo frecuento. Lo que ven mis ojos en el vaivén cotidiano tejido de tantos momentos, tantos colores, tantos climas y circunstancias, es lo que contemplan sus divinos ojos también. Lo que me arruga, me entristece y enajena, lo que me hace crecer y madurar llenando mis pasos de alegría, todo eso es lo que Él acompaña.
No, no era anacrónico nuestro belén costumbrista del Trastévere romano, sino un modo de meternos como hace el mismísimo Dios en el belén de la vida cotidiana, por donde deambula y discurre su mensaje de gracia y esperanza. La vida es un inmenso nacimiento viviente, como lo soñó San Francisco, y como lo han expresado con arte y talento nuestras asociaciones belenistas, nuestras familias y parroquias que han mantenido esta hermosa tradición cristiana. Estoy seguro, porque lo pude comprobar cuando una Navidad estuve en la misión diocesana de Benín, que también por vuestros distintos lares misioneros, podéis comprobar con asombro y gratitud vosotros lo mismo. Dios se hace también hueco en todos vuestros rincones en donde anunciáis a Jesucristo. Por eso nos felicitamos la Navidad cada año, deseándonos que siga sucediendo como luz en nuestras zonas más oscuras aquella gracia de Dios que se hace niño para bien de toda la humanidad que vino a salvar. De todo corazón, os mando mi felicitación, mi abrazo fraterno y la bendición”.
Señor Don Pedro Tardón
Delegado de Misiones y
empleados.
Oviedo
Reciban
mi saludo en el nombre del Señor Jesús, que siempre está tocando al corazón,
para derramar su gracia y su bendición.
El
Señor nos tiene a prueba de agua. Sin salir de la pandemia estamos azotados por
los huracanes; ya nos da miedo ver la lluvia. Me imagino que han escuchado
noticias de esta terrible catástrofe en Centro América se cebaron con Honduras
y Nicaragua. Ha sido una situación muy difícil el 80% de honduras está
inundado, con una saturación de agua del 100% y aun no deja de llover dicen que
vienen lluvias torrenciales para este fin de semana, sin parar las que dejo
Iota.
El
sentimiento en toda la población es dolor y tristeza, angustia y miedo. Pasamos
prácticamente tres noches sin dormir, las lluvias eran torrenciales sin parar.
Ahora no hay río con puente, todos se desbordaron y están destruidos, las
carreteras se convirtieron en ríos y los ríos en monstruos, arrancando con todo
lo que estaba delante. Todos los cultivos se dañaron, durante la pandemia como
era lo que mejor se podía hacer mucha gente salió de la ciudad a sembrar, pues
ahora no ha quedado nada. Estamos derrumbados aun que confiamos en Dios no
dejamos de sentir el dolor de ver tanta desolación, que se resume en pobreza y
en falta de supervivencia.
Hemos
desnudado la tierra de lo suyo poniéndole demasiadas cosas que ella no
necesita, pues ahora todo lo tira fuera reclamando lo que le hemos quitado.
No
me gusta escuchar que esto es un castigo de Dios, cuando yo misma he visto como
despoblaron los montes; es verdad que hubo una peste en el pino que se llama el
gorgojo, pero tras sacar de los montes los árboles malos se llevaron también
los buenos y los montes quedaron pelados, los ríos los limpian de todos sus
minerales para protegerse, pero como son minerales no les importa robárselos y
venderlos a transnacionales que están en el otro mundo. Esto lo hacen los
“buenos gobiernos” que no les interesa nada el pueblo ni lo del pueblo; después
este pueblo es el que sufre, consecuencias de los que se creen con el mayor
poder como si fueran dioses.
La
guardería (El Centro Infantil Santa Clara) quedo como un cedazo, porque por el
viento se desclavaron los tornillos y como las láminas de zinc están un poco
podridas dejaron roto y luego las láminas de cielo falso volaron y otras se
empaparon por las goteras y cayeron, tengo que estar cuidando donde cae la
gotera para mover las cosas para que no se mojen.
Aquí
en Toyós cinco barrios vivieron la peor pesadilla con el agua encima llevándose
sus casas. El martes en la noche a
amanecer miércoles 5 de noviembre despertamos en un mundo diferente, todo era
agua y no calmaba la lluvia; nosotras las hermanas, vivimos en un altico pero
cerca de un río que ya estaba que se desbordaba, la noche del miércoles nos
acostamos pensando que si el rio desbordaba ya no tenemos para donde correr,
porque de arriba venia la corriente y para abajo ya estaba todo inundado.
El
Señor se acordó de este pueblo en esa noche y calmo el agua. El jueves amaneció
sin llover pero sin agua potable, porque todos los acueductos se destruyeron,
no había para donde moverse: todas las carreteras inundadas, derrumbadas, los
puentes reventados, los postes de la luz destruidos, las torres de todas las
comunicaciones por el suelo, solo al sábado teníamos un medio respiro el
internet viene a raticos. Las gentes querían limpiar sus casas llenas de lodo y
tenían que cargar agua de los ríos que ya estaban aclarando un poquito.
Prácticamente el único barrio que no sufrió fue el nuestro porque está ubicado
un poco más alto, pero sufrimos todas la consecuencias y el dolor de la
población que los perdió todo. Esto fue con el Eta.
No
habíamos terminado el rescate cuando se vino Iota, esta volvió a inundar lo
inundado y otros departamentos y poblaciones. Pueblos enteros donde lo
perdieron todo, solo que en este hubo menos pérdidas humanas porque mandaron
evacuar obligatoriamente y con tiempo. Después han venido los deslizamientos de
tierra en un departamento se hundió toda una aldea dejando cincuenta casas
destruidas algunas personas bajo tierra y unas 700 familias damnificadas porque
la aldea quedo in habilitable.
Me
ha sido una experiencia muy dura con el dolor del pueblo, a pesar del dolor la
gente humilde lleva la esperanza en el Señor, confían en su salvación y creen
superarse. Ahora estamos en sus manos y su corazón misericordioso, con la
esperanza que enviara samaritanos a ayudar a curar las heridas que son muchas:
físicas, espirituales, morales, psicológicas y no sé cuántas más.
Yo
voy poniendo mi granito de arena con todas las fuerzas que me ha dado el Señor,
no tengo palabras para expresar sus favores, estoy perfectamente bien en medio
de tanta calamidad humana y natural, el dolor que siento por todo esto me hace
sentir más fortalecida en el Señor para ayudar a todo aquel que lo necesite. Esta semana por un momento me sentí
derrotada, pero me encomendé al Señor y abrigo un deseo loco por ayudar, porque
manos y corazón es lo que se necesita ahora.
El
Señor les bendiga y estas bendiciones lleguen hasta nosotros. La Santísima
Virgen nos proteja a ustedes y a nosotros.
Fraternalmente:
Hna. Luciola Arcila R.
M.M.M.
Hoy es un día especial… ¡estrenamos nueva página web de #InfanciaMisionera! En ella podréis encontrar el Calendario de Adviento, #SembradoresDeEstrellas en versión digital, materiales para preparar la jornada y, lo más importante, historias con final feliz de niños que han sido ayudados por esta Obra. ¡Entra a verla!
https://infanciamisionera.es/OMPRESS-MADRID (6-11-20) Es el concurso “Somos Familia ¡3, 2, 1: acción!”, organizado por las Obras Misionales Pontificias de España con motivo de la Jornada de Infancia Misionera 2021, una jornada para agrandar a un más el corazón misionero de los pequeños. Este concurso se centra en el lema de la jornada “Con Jesús a Nazaret. Somos Familia”, que sigue el recorrido de la Infancia de Jesús, tras pasar por Belén en 2019 y por Egipto el año pasado.
Por eso, con “Somos Familia ¡3, 2, 1: acción!” se invita a todos los niños de España a hacer un vídeo en el que anuncien, en primera persona, cómo Jesús está y se hace presente en su familia. Aquí la palabra “familia” puede tomarse en el sentido más literal de la palabra familia o ampliando el concepto a la familia escolar o parroquial.
Podrán participar niños de educación primaria, de forma individual o en equipos de 2 a 6 personas. Cada concursante, en función de su edad, se encuadrará en una de las siguientes categorías: Categoría 1: para niños y niñas de 1º a 3º de primaria; Categoría 2: para niños y niñas de 4º a 6º de primaria.
Los vídeos deberán tener una duración de entre 1 y 2 minutos y cada grupo participante deberá estar representado por un responsable mayor de edad, que presentará el trabajo de los niños de su escuela, parroquia o familia. Los vídeos se deben hacer llegar, hasta el 18 de enero de 2021, a la Delegación Diocesana de Misiones de la diócesis respectiva.
En cuanto al contenido, puede ser bailes, cortos, con diálogos o sin, con carteles, con edición o sin, con música. Puedes utilizar aplicaciones o no. Pueden aparecer adultos, mascotas, muñecos… ¡quién tú quieras! Se valorará la calidad de aquellos trabajos que, a través de la creatividad y originalidad, comuniquen de manera efectiva que Jesús está en medio de sus familias y que por Él, somos familia.
Los ganadores recibirán una tablet para cada miembro del grupo ganador en cada categoría y auriculares bluetooth para los segundos y terceros. Todos los premiados recibirán una suscripción gratuita anual a la revista Gesto.
El vídeo del concurso aquí, y la información y las bases aquí.
Cuba: Sacerdote relata la historia de nueva iglesia tras años de vida eclesial clandestina
Redacción ACI Prensa
Principio
del formulario
Iglesia de San Benito Abad. Crédito:
Facebook Misioneros Claretianos en Songo - La Maya.
El sacerdote claretiano, P. Juventino
Rodríguez, afirmó que la construcción de la nueva iglesia de San Benito del
Crucero representa un “pequeño milagro” que abre una etapa para la vivencia de
la fe católica en la comunidad cubana, tras años de no contar con un templo
debido a la persecución religiosa a causa de la Revolución.
Desde que la Revolución de Fidel Castro tomó el
poder en 1959, la Iglesia Católica en Cuba ha sufrido restricciones a su
libertad con la confiscación de propiedades, eliminación de colegios católicos,
expulsión de sacerdotes y religiosas, entre otros.
Ante la expropiación de iglesias, los fieles en
Cuba ofrecían con riesgo sus casas para celebrar la Eucaristía y continuar la
evangelización de forma clandestina. En los últimos años, el Gobierno devolvió algunas iglesias confiscadas, pero otras siguen en su poder y son utilizadas como
depósitos, colegios, tiendas de víveres e incluso para asuntos del régimen.
En este contexto, muchas comunidades católicas se
organizaron y trabajaron por muchos años para construir nuevas iglesias en
varias partes de la isla. Uno de estos casos es el de la iglesia de San Benito
Abad, que fue inaugurada a fines de agosto, y que hoy es “una gran bendición”
para la Comunidad de San Benito del Crucero, ubicada en La Maya.
Esta comunidad forma parte de los más de 150 mil
habitantes que viven dispersos en poblados y centros urbanos de los municipios
de Songo La Maya y II Frente, provincia de Santiago de Cuba, que desde el 2010
forman parte de la parroquia Purísima Concepción de Ti Arriba, fundada en 1838,
y regentada por los misioneros claretianos.
En declaraciones a ACI Prensa, el P. Juventino
Rodríguez, sacerdote de los Misioneros Hijos del Inmaculado Corazón de María
(claretianos) que lideró durante años el proyecto de construcción de la iglesia
de San Benito, dijo que este “pequeño milagro” fue posible gracias a un gran
compromiso y entusiasmo por fortalecer y contribuir al crecimiento de la
comunidad católica.
El P. Rodríguez relató que este proyecto demandó
años de “paciente espera” por parte de la comunidad católica, que tuvo que
adaptarse a las circunstancias y desarrollar la vida eclesial en casas de
misión que los mismos fieles pusieron a disposición desde que confiscaron su
iglesia local.
En el pasado la comunidad contaba con una antigua
iglesia de San Benito, dedicada a la Inmaculada Concepción y construida hacia
1954 por una familia de procedencia mexicana que tenía bastantes fincas en el
territorio. Sin embargo, “al inicio del triunfo de la revolución”, el Gobierno
de Cuba confiscó el templo.
El sacerdote señaló que el Gobierno le comunicó
desde hace años al Arzobispo de Santiago de Cuba, Mons. Dionisio García Ibáñez,
“que no devolvería la iglesia” y que “desde entonces, es la panadería del
poblado”. “Actualmente dicha iglesia ya no existe, derrumbada por los huracanes
hace ya mucho tiempo”, precisó.
Por muchos años “todo quedó paralizado y muerto”,
hasta que Dulce María Guilarte, conocida como Juanita, ofreció su casa para la
vida eclesial en enero de 1996, y “desde entonces se han tenido siempre las
catequesis, las celebraciones de las eucarísticas y los bautizos”, con la
atención pastoral de los sacerdotes jesuitas desde Santiago de Cuba, señaló.
El P. Rodríguez dijo que la vida eclesial de la
comunidad de San Benito se fortaleció gracias a las casas de misión que otros
fieles también pusieron a disposición por muchos años.
Entre ellos, destacó a la señora Vivian Cobas
Ayala, cuya casa “fue donde más tiempo estuvo la comunidad desarrollando su
vida y misión”. Lamentablemente, la casa fue destruida en 2012 por el huracán
Sandy, y desde el siniestro hasta la inauguración del nuevo templo en agosto de
este año, la comunidad pasó a reunirse en la casa de otra fiel católica, la
señora Concha Ayala.
El sacerdote destacó la contribución de Vivian
Cobas, pues ella y sus hijos donaron el terreno, que antes fue casa de misión,
para construir la nueva iglesia de San Benito del Crucero, que cuenta en el
sótano con un centro pastoral.
El P. Rodríguez señaló que el nuevo templo se
construyó en dos años, aunque estuvo detenido por “fuerza de causa mayor” por
más de ocho meses. El Obispado logró contactar a una familia de Chicago en
Estados Unidos que se encargó del financiamiento, aunque toda la Iglesia en Cuba
colaboró de algún modo para lograr la meta.
“Señalar a los colaboradores en la construcción de
la nueva iglesia de San Benito del Crucero, no resulta fácil. Siempre fue el
sueño de la comunidad, de los misioneros y del Arzobispo de Santiago de Cuba”, dijo.
“El pueblo entero aportó su pequeña y simbólica ayuda para esta construcción
que hoy es la alegría de todos”, agregó.
La comunidad católica de San Benito del Crucero
está conformada por 30 católicos adultos y 14 niños; “sin embargo, dada la
experiencia de Cuba en estos más que numerosos años, es muy difícil conocer el
número aproximado de católicos. Siguen las familias solicitando el bautismo
para los niños de menos de seis años”, precisó.
La consagración de la iglesia se realizó el 29 de
agosto con presencia de Mons. García Ibáñez, sacerdotes y fieles católicos.
Además, participaron otras casi 120 personas de la comunidad de San Benito y
100 invitados de otras comunidades vecinas de La Maya, Songo y La Prueba. “Eran
cientos de personas más las que querían participar, pero no fue posible”,
precisó.
Para el P. Rodríguez, ese día “la acción más
significativa sin duda, fue cumplir el compromiso de visitar en los días
previos a la consagración, a todas y cada una de las cerca de mil familias del
poblado para informarlas e invitarlas a conocer y a visitar ‘su’ nueva
iglesia”.
En medio de la alegría por el nuevo templo, el P.
Rodríguez dijo que “aún a muchos cubanos les resulta una ‘heroicidad’ acercarse
a la iglesia, entrar a la iglesia”.
El sacerdote explicó que tras la revolución, la
Iglesia, el culto y las manifestaciones religiosas estuvieron “totalmente”
prohibidas, “y hasta no hace muchos años eso siguió. Todo eso ha quedado muy
marcado en la gente, porque tenía consecuencias negativas en su vida académica,
laboral, social”.
“Y aunque ahora eso legalmente ha quedado superado
[…] la gente no lo ha olvidado y sigue teniendo temores y precauciones. Por
desgracia, todavía entrar en una iglesia tiene muchos inconvenientes sociales y
no resulta fácil superarlos”, subrayó.
Sin embargo, afirmó que a partir de ahora, “seguro
que no resultará tan difícil abrir espacios de encuentro, de convivencia, de
formación y promoción en los que pueda participar toda la población. Es un gran
reto para la comunidad y para los misioneros claretianos”.
Cita este jueves jueves 1 de octubre Festividad de Santa Teresita del Niño Jesús, Patrona de Las Misiones. En la parroquia San Nicolás de Bari(Gijón) tendrá lugar la presentación del libro "No te olvides del Burundi" en el cual se enmarca el medio siglo de la Misión Diocesana Asturiana.
Ayer nos enterábamos de la muerte del
P. Carlos Bascarán en Brasil a causa del COVID-19. Nos unimos en
oración por su eterno descanso y damos gracias a Dios por su vida entregada a
la misión y a los más pobres. Descanse en Paz.
Queridos hermanos: El Señor os
llene de paz vuestro corazón y conduzca vuestros pasos por el bien. Paz y bien
a todos vosotros.
Cuando
llegan determinadas fechas, sucede que recordamos el camino que atrás vamos
dejando desde que tuvo comienzo algo importante en nuestra vida y que nos ha
marcado una trayectoria tanto personal como con otros cercanos que nos han
podido acompañar. Así sucede con ese rito anual sencillo y cuidado en torno a
nuestro cumpleaños. No es que nazcamos de nuevo, pero sí que es una ocasión de
amable pretexto para dar gracias por el regalo de la vida. Y lo hacemos junto a
la gente que queremos y que ella nos quiere.
En la
historia de una comunidad cristiana sucede exactamente lo mismo y vamos tejiendo
nuestro calendario de fechas a no olvidar y en las que tenemos la cita del agradecimiento.
Esto es lo que en nuestra Iglesia diocesana de Oviedo celebramos este año con
motivo de una efeméride particularmente querida: nuestra historia misionera.
Hace ahora cincuenta años que como Iglesia
diocesana de Oviedo se realizó la apertura de la primera misión en Burundi, a
la que luego seguirían Guatemala y Ecuador, y posteriormente Benín, que es
donde seguimos estando. En el capítulo de agradecimientos aparecen los nombres
de sacerdotes diocesanos de Oviedo, de religiosas que en algún momento también
se unieron desde sus respectivos carismas e incluso algunos laicos.
Pasan los años, y hojeando nuestros
álbumes de fotos, las páginas de nuestros diarios misioneros, vemos que tenemos
detrás una hermosa historia evangelizadora que ha protagonizado el Señor y
tantos hermanos. Desde aquel envío primero que hizo Jesús mandando a sus
discípulos para que anunciaran la Buena Noticia hasta los confines de la
tierra, bautizando luego en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo
(cf. Mc 16, 15-20), se han escrito
tantas páginas misioneras. También ha habido escribanos de Asturias que han
llevado esa bondadosa nueva a quienes no conocían a Jesús, o a quienes ayudaban
a conocerlo mejor. Escribanos misioneros que han redactado con la tinta de su
entrega, por amor a Dios y a los hermanos, dejando sus mejores años en esas tierras
lejanas, dedicando todo su tiempo a quienes fueron encontrando, mientras construían
una comunidad cristiana como casa encendida y abierta de la verdadera Iglesia
del Señor.
Mirando hacia atrás, ponemos en el
altar de nuestro mejor agradecimiento los nombres de tantas personas que han
ido escribiendo este relato de puro Evangelio, acercando a tantos hombres y
mujeres, a niños, jóvenes y ancianos, en escenarios bien diversos, incluso
arriesgados, lo que ellos habían recibido aquí en sus familias y parroquias de
Asturias, en la vida cristiana que fue madurando hasta hacerse empeño evangelizador
llevando a Jesús hasta donde les llevara la divina Providencia.
Todo está escrito en el libro de la
vida, que es el que Dios mismo edita cada día, tomando buena nota de nuestra
esperanza cierta, nuestra fe recia y nuestra caridad solícita. Por todo ello
damos gracias, a Dios y a tantos hermanos con su nombre, su edad, su recorrido
misionero. Este es el motivo de nuestra alegría, cuando se cumplen de modo
redondo los primeros cincuenta años de la historia reciente de nuestras
misiones asturianas como Iglesia diocesana que no tiene más fronteras que las
que dibuja el buen Dios que nos llama, nos consagra y nos envía.
Con todo mi afecto, recibid también
mi bendición fraterna.
+ Fr. Jesús Sanz Montes, ofm
Arzobispo de Oviedo
Llego
a España en marzo y le cogió la pandemia, por lo cual de momento hasta
septiembre no podrá regresar.
Su
labor misionera en estos años consistió en la educación, promoción de la mujer
y visita a comunidades indígenas