viernes, 3 de septiembre de 2021

SEIS MESES EN HONDURAS

     Queridos amigos:

Un saludo afectuoso desde Copán Ruinas. Parece mentira, pero ya hace 6 meses que estoy en Honduras. Medio año que ha dado para mucho, aunque soy consciente que todavía soy un recién llegado, y me queda mucho por aprender de una realidad tan compleja como la hondureña.

Dentro de poco comienzan los niños a clase en España. Aquí todavía estamos con el segundo semestre. En toda Latinoamérica coincide el curso escolar con el año natural, así que las vacaciones “largas” son en Navidad.

Ya os comenté las dificultades que encuentran aquí los jóvenes para estudiar: malas infraestructuras, largas distancias, escasa formación del profesorado, oposición familiar… Muchos obstáculos son los que tienen que sortear las personas que quieren formarse y aspirar a algo diferente en su vida. Yo siempre les digo que son unos valientes, y que tenemos mucho que aprender de ellos y de sus ganas de superación.

A esta larga serie de dificultades, se ha venido a sumar hace ya año y medio la pandemia del COVID. El virus ha trastocado la vida de todos los habitantes del planeta, pero es cierto que en unos sitios se siente más que en otros. Mientras en España y otros países desarrollados han podido realizar el último curso académico de forma presencial (con las limitaciones y precauciones correspondientes), aquí en Honduras van a ser casi dos años literalmente perdidos para la mayoría de los estudiantes.

Las clases presenciales, desde que se declaró la pandemia, se han suspendido y así siguen hasta el momento. Aquí en la zona rural, las escuelas que abren, lo hacen para atender a los alumnos un par de horas, dos días a la semana, mandarles tareas y explicarles algo en el poco tiempo del que se dispone. Pero son muchas las aldeas en donde hace dos años que el maestro o la maestra no aparecen.

Desde las instituciones se habla de la educación en línea como método para suplir la falta de clases presenciales. Pero en una realidad como la de la zona rural de Honduras, donde el acceso a internet es muy complicado, y la economía de las familias es muy precaria, pretender que un alumno estudie on line, es simplemente una quimera.

Es triste ver cómo la educación no es una prioridad para los gobernantes ni antes, ni ahora con la pandemia. Prueba de ello es que dentro de las profesiones prioritarias a la hora de la vacunación, la carrera docente no estaba entre ellas. Todavía no está claro que el próximo año se retome la presencialidad. De no ser así, sería una hecatombe a nivel educativo, ya que el impacto sobre la juventud hondureña ya está siendo muy negativo. A los problemas y carencias que de por sí arrastran los estudiantes, se suma el hueco en su formación que va a dejar la pandemia. Los efectos tardarán años en solventarse.

Desde la casa de Copán intentamos, en la medida de nuestras posibilidades, mejorar las oportunidades de educación de las chicas de la casa y de las aldeas del municipio a través de las becas con material escolar y el programa ¨Maestro en Casa¨. El trabajo es complicado, pero muy necesario y estimulante.

Dentro de poco se celebra en Asturias el día de Covadonga. Desde aquí quiero desearos que lo celebréis con devoción y que si os parece, le recéis un poco a la Santina por este “asturianín” perdido en tierras centroamericanas.

Un abrazo fraterno.

Alfonso Pombo

.