Queridos amigos:
Un saludo afectuoso
desde Copán Ruinas. Parece mentira, pero ya hace 6 meses que estoy en Honduras.
Medio año que ha dado para mucho, aunque soy consciente que todavía soy un
recién llegado, y me queda mucho por aprender de una realidad tan compleja como
la hondureña.
Ya os comenté las
dificultades que encuentran aquí los jóvenes para estudiar: malas
infraestructuras, largas distancias, escasa formación del profesorado,
oposición familiar… Muchos obstáculos son los que tienen que sortear las
personas que quieren formarse y aspirar a algo diferente en su vida. Yo siempre
les digo que son unos valientes, y que tenemos mucho que aprender de ellos y de
sus ganas de superación.
A esta larga serie
de dificultades, se ha venido a sumar hace ya año y medio la pandemia del COVID.
El virus ha trastocado la vida de todos los habitantes del planeta, pero es
cierto que en unos sitios se siente más que en otros. Mientras en España y
otros países desarrollados han podido realizar el último curso académico de
forma presencial (con las limitaciones y precauciones correspondientes), aquí
en Honduras van a ser casi dos años literalmente perdidos para la mayoría de
los estudiantes.
Las clases
presenciales, desde que se declaró la pandemia, se han suspendido y así siguen
hasta el momento. Aquí en la zona rural, las escuelas que abren, lo hacen para
atender a los alumnos un par de horas, dos días a la semana, mandarles tareas y
explicarles algo en el poco tiempo del que se dispone. Pero son muchas las
aldeas en donde hace dos años que el maestro o la maestra no aparecen.
Desde las
instituciones se habla de la educación en línea como método para suplir la
falta de clases presenciales. Pero en una realidad como la de la zona rural de
Honduras, donde el acceso a internet es muy complicado, y la economía de las
familias es muy precaria, pretender que un alumno estudie on line, es
simplemente una quimera.
Es triste ver cómo
la educación no es una prioridad para los gobernantes ni antes, ni ahora con la
pandemia. Prueba de ello es que dentro de las profesiones prioritarias a la
hora de la vacunación, la carrera docente no estaba entre ellas. Todavía no
está claro que el próximo año se retome la presencialidad. De no ser así, sería
una hecatombe a nivel educativo, ya que el impacto sobre la juventud hondureña
ya está siendo muy negativo. A los problemas y carencias que de por sí
arrastran los estudiantes, se suma el hueco en su formación que va a dejar la
pandemia. Los efectos tardarán años en solventarse.
Desde la casa de
Copán intentamos, en la medida de nuestras posibilidades, mejorar las
oportunidades de educación de las chicas de la casa y de las aldeas del
municipio a través de las becas con material escolar y el programa ¨Maestro en
Casa¨. El trabajo es complicado, pero muy necesario y estimulante.
Dentro de poco se
celebra en Asturias el día de Covadonga. Desde aquí quiero desearos que lo
celebréis con devoción y que si os parece, le recéis un poco a la Santina por
este “asturianín” perdido en tierras centroamericanas.
Un abrazo fraterno.
Alfonso Pombo
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