Esta Iglesia misionera a la que
pertenecemos, celebra cada año el día de las Misiones diocesanas. Ciertamente
no contamos con un lugar concreto ad gentes, como fueron Burundi, Guatemala, Ecuador y Benin , pero
acompañamos el trabajo misionero de tantos hermanos y hermanas nuestros que se desgastan por el anuncio del
evangelio en otras latitudes. La tarea de toda la Diócesis es involucrarse en la misión. El Papa Francisco nos recuerda “La Iglesia en salida es la comunidad
de discípulos misioneros que toma la iniciativa, que se involucra, que
acompaña, que fructifica y festeja. La alegría del Evangelio es para todo el
pueblo, no se puede excluir a nadie”.
Por ello toda la comunidad diocesana debe participar en esta tarea de llevar a
Jesús y su Buena Noticia a aquellas personas que están en las periferias
existenciales y geográficas.
En nuestra diócesis en estos momentos vivimos la experiencia de un laico Alfonso Pombo enviado desde nuestra diócesis al vicariato de San José de la Amazonia Peruana, vivirá en una comunidad a orillas del río Napo, un afluente del Amazonas. Su misión, acompañar a esta comunidad que lleva 13 años sin presencia de ningún misionero.
A nosotros nos ocupa sostenerlos con nuestra oración, cercanía y con la aportación económica que dedicaremos en la colecta diocesana del último domingo de agosto.
Todo
nuestro esfuerzo por las misiones se lo ponemos en manos de nuestra madre la
Santina de Covadonga.