miércoles, 4 de septiembre de 2024

PERU - ALFONSO POMBO

 

Queridos amigos y amigas de la Delegación de Misiones de Oviedo, un saludo desde el puesto de
misión de Tacsha Curaray, a orillas del río Napo.

Ya llevamos más dos semanas instalados definitivamente en la comunidad de Santa María, donde será nuestro lugar de residencia. Poco a poco vamos arrancando con las actividades pastorales de la parroquia. Todos los domingos tenemos celebraciones de la palabra, la catequesis de niños lleva varias semanas funcionando y hace poco comenzamos con las sesiones de catequesis de adultos. También hay un grupo de jóvenes que se reúnen todos los jueves.

Vamos a empezar en breve con las visitas a las comunidades que abarca el puesto de misión. De momento empezaremos por las que están más cerca. Para visitar las que están más distantes tendremos que estar fuera varios días y dormir en las propias comunidades, aunque de momento, hay que esperar a que el nivel del río crezca. Estamos en pleno verano y el nivel del río es muy bajo, lo que provoca que muchas comunidades quedan incomunicadas.

A comienzos del mes de agosto tuvimos un encuentro todos los misioneros y misioneras que colaboramos en el Vicariato de San José del Amazonas. Fue un momento muy hermoso de fraternidad donde pudimos conocer a la mayoría de personas que entregan su vida por construir el Reino de Dios en este rincón de la Amazonía peruana. A mediados y finales de septiembre tendremos en Iquitos un encuentro del Equipo Itinirante de la REPAM (Red Eclesial Panamazónica) y otro de la Pastoral Social del Vicariato.

Otra tarea a la que estamos dedicando bastante tiempo estas semanas es la rehabilitación de la casa en la que viviremos el equipo de misión. Hacer cualquier obra en esta zona es toda una odisea. La compra de material, el transporte en lancha, el desembarco, acarrear los materiales hasta el lugar de la obra… todo se hace cuesta arriba por el aislamiento y la falta de medios de transporte. Gracias a Dios, la comunidad ha colaborado y todo está saliendo bien.

Estos días 24 y 25 de agosto se celebró en Asturias el día de la Misión Diocesana con el lema “Sal de tu tierra…” Para mí es de suma importancia saber que he sido enviado por mi diócesis a la misión. Es un símbolo de comunión y fraternidad dentro de la Iglesia. Tengo presente a todas las personas que están pendientes de mí y del trabajo que vamos a realizar. Rezo por vosotros y sé que también vosotros rezáis por mí.

Finalmente quiero agradecer profundamente a la Delegación de Misiones y a la Iglesia asturiana en general su colaboración para que podamos tener un lugar sencillo, pero digno, donde poder realizar nuestra tarea misionera.

Un abrazo fraterno de vuestro amigo

Alfonso