Queridos amigos
de la Delegación de Misiones de Oviedo, un saludo muy entrañable desde tierras
hondureñas.
Como os decía en
alguna ocasión, una de las actividades que realizamos es apoyar distintos
proyectos en la zona rural y que se llevan desde la residencia Populorum. Son
varios: becas escolares, centros infantiles, Maestro en Casa, ancianos,
sinergias… Éste último es especialmente bonito y necesario. Se trata de dar
apoyo a niños con algún tipo de discapacidad o falta de estimulación (en muchos
casos debido a la desnutrición). Si la vida en una aldea remota de Honduras ya
es difícil, os podéis imaginar cómo puede ser cuando además hay una
discapacidad de por medio.
Una de las comunidades donde trabaja este proyecto es San Isidro, perteneciente al municipio de Santa Ana. Allí, en la casa de una familia del caserío, se reúnen un grupo de madres con sus hijos. Todos ellos tienen algún tipo de discapacidad (física y/o intelectual), o son bebés con problemas de desnutrición. Se juntan todos los días para que los niños tomen una merienda, almuercen y realicen actividades de estimulación por parte de una mujer de la comunidad que ha sido capacitada para ello. Todos los martes y jueves, subimos desde la Populorum con uno de los muchachos y una fisioterapeuta, para dar seguimiento al trabajo del grupo.
Un día que estaba en San Isidro con Benito, mi compañero en la misión, un grupo de representantes de la comunidad nos invitó a conocer las obras de un local comunitario que están construyendo. La idea es que sea un espacio polivalente y se puedan realizar allí diversas actividades que beneficien al conjunto de la comunidad (talleres, asambleas, reuniones, etc.) Una de estas actividades sería el trabajo con los niños de sinergias.
Cuando conocimos
las obras, tenían ya las paredes de adobe ya prácticamente levantadas y se disponían
a colocar la estructura del techo, pero necesitaban las láminas de aluzinc y
nos preguntaron si podíamos colaborar. Nos pareció que merecía la pena apostar
por esa iniciativa, ya que es algo que surge de la propia comunidad y es para
un beneficio común. Les dijimos que intentaríamos buscar a alguien que les
apoyara y contacté con la Delegación de Misiones. Cuando le expliqué el
proyecto a Pedro Tardón, le pareció interesante y enseguida me ofreció la
colaboración de la delegación.
Cuando volvimos a
la comunidad para comunicarles que teníamos el dinero para las láminas, nos
comentaron que la municipalidad les iba a apoyar con eso, pero que para
continuar la obra, necesitaban cemento para repellar las paredes de adobe y
poner el suelo. Haciendo cálculos, ajustaba casi perfectamente el dinero del
que disponíamos con el cemento que necesitaban (300 sacos). A día de hoy ya
está el cemento en San Isidro listo para que empiecen a trabajar.
Aprovechando que
quedaba un poco de dinero, pudimos comprar también alguna lámina de aluzinc
para la casa de Franklin, un niño de una familia muy humilde y con una
discapacidad profunda. Parte del tejado estaba muy deteriorado y necesitaba
reparación urgente.
Desde aquí
quiero dar las gracias a la Delegación de Misiones de Oviedo y, especialmente,
a Pedro Tardón por su disponibilidad a apoyar el proyecto y la rapidez con la
que ha respondido. Todavía les quedan cosas por hacer (unos baños, la cocina…)
pero por lo menos ya tienen todo lo necesario para terminar la estructura
fundamental del edificio.
Me despido de
vosotros con un abrazo muy fuerte y desando que la Luz del Resucitado ilumine
vuestras vidas. Cada gesto de solidaridad como el que os acabo de contar, lo
hace posible.
Alfonso Pombo
Fernández