(Publicado en "La Nueva España" )
Veinticinco miembros de la asociación de
sacerdotes de la OCSHA participan durante toda la semana en una reunión de
verano en el real sitio
04.08.2016 | 03:52
Los misioneros participantes en la
reunión de la OCSHA, ayer, frente a la Casa de Ejercicios de Covadonga. C.CORTE
Covadonga (Cangas de Onís), Cristina CORTE Covadonga
es hasta mañana el epicentro de la iglesia misionera. Allí se reúnen desde el
lunes 25 sacerdotes que siguiendo la máxima de "hacer el bien sin mirar a
quién" recorren América Latina con sus predicaciones cristianas. La
iniciativa parte de la Asociación de Sacerdotes de la Obra de Cooperación
Sacerdotal Hispanoamericana (OCSHA) con el objetivo de "reavivar el
espíritu misionero internacional e intercambiar experiencias", según
explicó el presidente del colectivo, Juan Robles Diosdado.
Entre los participantes, que ayer visitaron
Cabrales, Potes y Santo Toribio de Liébana, se encuentran veteranos como Luis
Alfredo Díaz, que desde 1957 ejerce su labor diocesana en Bolivia. En Potosí, a
4.000 metros
de altura, trata de promocionar a la mujer en un ambiente rural y minero poco
desarrollado promoviendo, por ejemplo, talleres de labores o comercios
comunitarios. "Sólo conocen el trueque por eso cuando van a la ciudad se
les complica la vida, no pueden pagar para que sus hijos vayan a las
universidades", señaló este gallego de 87 años de edad.
Marciano Alba Martínez, responsable de la
diócesis de San Nicolás en Buenos Aires desde 1965, tampoco quiso perderse la
cita "porque es una oportunidad única para el encuentro". Alba, que
llegó a estar encarcelado una semana tras el golpe de Estado militar de 1976,
asegura que pese a que su integridad física corrió peligro, no tuvo miedo.
"Aquello fue una masacre, con miles de jóvenes desaparecidos. Las
ideologías dividen pero que el dolor de la gente nos une", aseveró el
toledano, de 82 años, que denunció la inseguridad y corrupción de los
dirigentes "que en vez de servir bien a la gente, se aprovechan". En
Argentina también pasa largas temporadas Pablo Laguna Llano, que durante la
dictadura abandonó el país por mandato de un obispo y en la actualidad dirige
el instituto social pastoral para hispanos en Miami y Nicaragua.
"Me gusta caminar con la gente y procurar
que tengan una vida digna, especialmente los emigrantes que ven como sus sueños
se convierten en insomnio en lugares como Miami, donde hay una mayoría
cristiana pero que sigue una línea muy individualista que defiende que tener
bienes es un premio de Dios sin indagar en si proceden de la usura", dijo.
En Cuba está Javier Martínez, que prefiere no hacer valoraciones sobre el
régimen. Este burgalés fue testigo del paso de una dictadura a la democracia en
Guatemala, donde permaneció desde 1978 a 2003. "La macroeconomía del país ha
mejorado pero la microeconomía se ve minada por la corrupción y el
narcotráfico", lamenta. Hoy se enfrenta a una jornada de trabajo en
Covadonga con el exobispo auxiliar de Oviedo, Raúl Berzosa, antes de visitar
Gijón y Valdediós.