El
padre Vic ente Suárez es uno de los
misioneros asturianos que se encuentran estos días en su tierra
disfrutando de unos días de descanso. Viene habitualmente cada dos años, y se
aloja con “sus frailes”, en Oviedo, como él mismo dice, donde se siente
acogido y a gusto.
Será uno de los misioneros que participen del encuentro de hoy en Covadonga, un lugar al que vuelve siempre que puede, pues no olvida que, según su madre, está vivo gracias a la Santina, a la que le encomendó cuando de niño sufrió una grave enfermedad.
Será uno de los misioneros que participen del encuentro de hoy en Covadonga, un lugar al que vuelve siempre que puede, pues no olvida que, según su madre, está vivo gracias a la Santina, a la que le encomendó cuando de niño sufrió una grave enfermedad.
La
figura de San Melchor es un referente para el misionero, quien afirma que se
trata de un “extraordinario héroe de la fe”, y que, como tal, “tiene mucho que
enseñarnos y animarnos”. “Una persona que sufrió semejante martirio y que fue
capaz de afrontarlo por su gran ideal cristiano y el amor que sentía por la
gente es un ejemplo impresionante para cualquier cristiano, y desde luego para
cualquier misionero”.
El padreVic ente lleva en el
Perú más de treinta años. Un país al que no quería ir de joven porque le daba
miedo “todo aquello de la selva”. Sin embargo, tomó la decisión cuando se dió
cuenta de que sería feliz “allí donde me sintiera necesario”. A lo largo de
todo este tiempo ha podido comprobar el cambio que ha sufrido el país,
para mejor. “Aunque cuando vuelvo a España veo que aquí se vive con más comodidades,
Perú hoy no tiene nada que ver con lo que yo conocí al legar”, afirma.
“Sin embargo –añade– sucede lo de siempre: las cosas mejoran, pero no
para los pobres, que siguen siendo pobres, allí y en el mundo entero”.
Tal y como relata el padreVic ente,
“lo que le ha dado el empujón al país ha sido el Gas de Camisea, donde se han
involucrado las compañías petroleras y la del gas, y han hecho grandes
gaseoductos que atraviesan la selva, y van desde el interior hasta la costa”.
Los grandes ingresos que ha obtenido el país se han invertido, en parte, en
mejorar las infraestructuras, pero “curiosamente, no en colegios o
educación”. Este dominico es testigo de la gran inmigración de los
campesinos a los municipios más grandes, buscando un trabajo y unas condiciones
más dignas, despoblando las comunidades. Un proceso que parece irreversible.
Todo ello también ha provocado cambios a nivel religioso, y señala que el
seminario registra menos vocaciones, porque como dijo Jesús “no se puede servir
a Dios y al dinero”.
El padre
Tal y como relata el padre