El próximo domingo 28 de
agosto celebramos un año más el día de las Misiones Diocesanas, una fecha
entrañable para todos, pues es ocasión de recordar y orar de forma especial por
tantos miembros de la iglesia diocesana de Asturias, que están viviendo su
ministerio en lugares de misión en el exterior y a la vez ocasión para apoyar
los trabajos y proyectos de las comunidades a las que sirven con nuestra
aportación económica.
Este año la carta que
tenéis en vuestras manos está escrita por uno de estos hermanos vuestros. Lo
hago desde Tailandia, en un pueblo rural a 20 kilómetros de la
frontera con Laos. Para nosotros sacerdotes, religiosos y laicos misioneros
asturianos hoy es un día especial pues nuestra vocación y tarea ha sido y sigue siendo discernida y sostenida
con vuestra solidaridad y oración. Tened por seguro que, en muchos lugares
“perdidos” de esta tierra nuestra, hoy se dan gracias a Dios por vosotros y por
nuestra diócesis.
Celebramos este día
de las Misiones Diocesanas en el Año Santo de la Misericordia, un tiempo de
Gracia que nos llama a seguir promoviendo una “Iglesia en salida”, porque como
nos recordaba el papa Francisco: “Cuando recibimos
una buena noticia, o cuando vivimos una bonita experiencia, es natural que
sintamos la exigencia de participarla también a los demás. Sentimos dentro de
nosotros que no podemos contener la alegría que se nos ha dado: queremos
extenderla. La alegría suscitada es tal que nos empuja a comunicarla” (Audiencia
General,30-01-2016). Y no hay mayor alegría en la tierra o en el cielo
que el encuentro de una persona con la Misericordia de Dios.
En esta tarea de extender
la Buena Noticia, nuestra diócesis tiene un especial compromiso con la diócesis
de N´dali en Benín. La facilidad para realizar viajes, los medios y redes de
comunicación social y la presencia continuada en ella, han hecho que sea hoy
conocido por todos de nosotros y que de una u otra manera muchos hallamos
colaborado en la vida de esta misión diocesana. Una tarea misionera en la que
todos seguimos estando llamados a participar desde la vocación . Hoy también es
ocasión para, mirándola desde el corazón misericordioso de Jesús, ofrecernos a
compartir lo que de El hemos recibido, pues: “la
misericordia que recibimos del Padre no se nos da como un consuelo privado,
sino que nos hace instrumentos para que también otros puedan recibir el mismo
don…. Vivir de misericordia nos hace misioneros de la misericordia, y ser
misioneros nos permite crecer cada vez más en la misericordia de Dios”
(Audiencia General,30-01-16).
Desde estas
tierras del sudeste de Asia, en donde el recuerdo del testimonio de san Melchor
de Quiros y compañeros mártires sigue moviendo los corazones de tantos hombres
y mujeres al encuentro con Jesús, unidos en la misma Misión y compartiendo la
Acción de Gracias a Dios por la Misericordia derramada en cada uno de nuestros
corazones, os animo a seguir participando, desde la vocación a la que cada uno
hemos sido llamados, en la tarea de
anunciar el Evangelio de Jesús hasta los últimos confines de la tierra. Con los
mejores deseos para ti y la comunidad con la que compartes la Vida. Un abrazo
Fermín
Riaño Menéndez
Sacerdote diocesano de Oviedo
Miembro del Grupo IEME en Tailandia